La Última Fiesta de Quinceañeras: Una Misión de Amor y Esperanza en la Estancia Fraternidad.
La historia de la Estancia Fraternidad está marcada por actos de amor y dedicación a los más vulnerables, y uno de sus momentos más conmovedores fue la fiesta de XV años organizada para 15 jovencitas del Estado de Oaxaca en el año 2006, todas diagnosticadas médicamente en fase terminal. Esta misión fue una de las últimas voluntades del fundador, Don Bivaldo Ramos Martínez, quien, al saber que sus días estaban contados, tomó una decisión que dejaría una profunda huella en la institución y en las familias de estas jovencitas.
La Última Voluntad de Don Bivaldo Ramos.
Don Bivaldo Ramos Martínez, al recibir la noticia de que tenía cáncer y que su tiempo era limitado, se dio cuenta de que no podría realizar uno de sus sueños más grandes: brindar un momento de alegría y esperanza a las jovencitas que, desafortunadamente, no llegarían a cumplir muchos más años de vida. Fue entonces cuando llamó a su hijo, Bivaldo Ramos Cruz, para encomendarle una misión especial.
Le pidió que organizara una fiesta de quince años para 15 jovencitas que, al igual que él, estaban enfrentando una lucha contra el tiempo. Estas jóvenes no solo estaban por cumplir sus quince años, sino que también habían sido diagnosticadas en fase terminal. Don Bivaldo le pidió a su hijo que, si él no alcanzaba a realizar esta misión, lo hiciera en su nombre y les buscara padrinos que las acompañaran en este importante momento de sus vidas. Y si no encontraba a sus padrinos, Don Bivaldo pidió que fuera su propio hijo quien les diera la bendición.
Un Proyecto Inmortal.
A pocos meses de esta emotiva encomienda, Don Bivaldo Ramos Martínez falleció el día 26 de mayo de 2006. Su partida dejó un vacío en la Estancia Fraternidad, pero también dejó una misión clara. Días después, cuando Bivaldo Ramos Cruz ocupó el lugar de su padre y revisó su escritorio, encontró un documento que contenía cada detalle de cómo debía organizarse la fiesta. El proyecto ya estaba diseñado con amor y precisión, como si su padre hubiera planeado hasta el último momento de esperanza para estas jóvenes.
Ese día, Bivaldo Ramos Cruz comprendió la importancia de cumplir esta misión. Era más que un simple evento; era un acto de amor y respeto hacia las familias que estaban viviendo un dolor indescriptible. La Estancia Fraternidad, fiel a su propósito de servir a quienes más lo necesitan, se volcó de lleno en la organización de la fiesta.
La Fiesta de XV Años: Un Momento de Luz
El 15 de julio de 2006, la Estancia Fraternidad se llenó de vida. Las quinceañeras, vestidas con hermosos trajes, vivieron un día de ensueño rodeadas de familiares, amigos y padrinos que se unieron a la encomienda de Don Bivaldo. Fue una celebración marcada por la esperanza, el amor y la solidaridad, un día en el que, por un momento, el peso de la enfermedad quedó en un segundo plano.
Cada momento vivido en la Estancia Fraternidad no es solo un acto de ayuda, es una promesa cumplida, una historia de amor que resuena más allá de la muerte. Las jovencitas que celebraron sus XV años en aquella emotiva fiesta no sólo festejaron un acontecimiento; también, recibieron un último suspiro de esperanza, una oportunidad de sentirse amadas y vistas en un momento donde la enfermedad intentaba opacar sus sueños. Sin embargo, detrás de la sonrisa de cada quinceañera, tanto sus familias como la Estancia Fraternidad sabían que este era un acto de despedida. Con cada vals, cada abrazo, se tejía un lazo eterno entre la institución y estas jóvenes.
Las palabras no son suficientes para describir lo que significó esa fiesta. No solo fue un acto de fe y esperanza, sino una despedida, un abrazo final entre la vida y la eternidad. Hoy, la Estancia Fraternidad sigue llevando esa misma luz a quienes lo necesitan. Algunos padres, hasta hoy, mantienen un lazo de amistad muy fuerte con la Estancia, nunca olvidaron el gesto de amor que les permitió ver a sus hijas celebrar la vida, aunque fuera por un breve tiempo.
El Legado de Amor que Perdura
Con el paso de los meses, una a una de las quinceañeras fueron falleciendo, pero Bivaldo Ramos Cruz cumplió con cada detalle logístico para darles su cristiana sepultura, tal como su padre lo había solicitado. En algunos casos, de manera inexplicable, también los chambelanes de las jovencitas fallecieron. Fue una experiencia devastadora, pero el legado de Don Bivaldo y la misión de la Estancia Fraternidad de acompañar a los más vulnerables se mantuvieron firmes.
Hasta hoy, muchos de los padres de estas quinceañeras visitan y ayudan a la institución, recordando el acto de amor que unió sus vidas con la Estancia Fraternidad en un compadrazgo que trasciende en el tiempo.
Empresas Solidarias
Invitación a Seguir el Legado de Don Bivaldo Ramos
La historia de la última misión de Don Bivaldo es un recordatorio del poder de la compasión y la importancia de brindar esperanza, incluso en los momentos más difíciles. La Estancia Fraternidad sigue siendo un faro de luz para quienes atraviesan situaciones complicadas. Don Bivaldo Ramos Martínez dejó más que un plan, dejó un legado que su hijo, Bivaldo Ramos Cruz, cumplió con dedicación y entrega. Ese acto de amor es recordado no solo por las familias que lo vivieron, sino por la propia institución, que continúa con la misión de iluminar vidas que se encuentran en la oscuridad.
Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ser parte de esta historia. A través de un apoyo solidario, podemos seguir brindando momentos de paz, de alegría y de esperanza a aquellos que más lo necesitan. Que el legado de Don Bivaldo Ramos Martínez y el recuerdo de esas quinceañeras sigan siendo una inspiración para todos nosotros, una llamada a extender nuestras manos y corazones en un mundo que, a veces se olvida de los más vulnerables.
Pero para continuar con esta noble labor, se necesita del apoyo de la comunidad, de empresas, de instituciones y de personas que compartan su misión de servicio.
Invitamos a todos aquellos que deseen colaborar a que se sumen a este esfuerzo. Ya sea a través de donaciones, tiempo o recursos, cada contribución es invaluable para continuar con el trabajo de amor y cuidado que Don Bivaldo Ramos Martínez inició hace 37 años.
Juntos, podemos seguir brindando momentos de alegría, esperanza y consuelo a quienes más lo necesitan. La Estancia Fraternidad es un refugio de amor, y con tu ayuda, podrá seguir siéndolo por muchos años más.
Si deseas apoyar a la Estancia Fraternidad, puedes ponerte en contacto a través de los siguientes medios. Cualquier aportación será recibida con profundo agradecimiento.
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